“El matrimonio es la unión conyugal que crea un vínculo entre dos personas con derechos y obligaciones... El Estado debe encargarse de velar por el cumplimiento de estos deberes y en caso que un cónyuge no cumpla con sus compromisos, puede acudir a la Justicia”.

Así aparece en los buscadores de internet el significado de matrimonio. Sí, sí, ya sé, suena  como una especie de sentencia que tiene pocas posibilidades de éxito.

El matrimonio, viéndolo desde el romanticismo, debería  considerarse  como el inicio de la mejor experiencia que se vive en pareja. Pero desde la realidad que se conforma  por la firma de un contrato civil con derechos y obligaciones, pues ya no parece tan divertido y seguramente mucho menos cuando la unión es entre dos personajes públicos y/o políticos.

¿Se imagina la cantidad de acuerdos que deben existir entre estas parejas?

¿Qué están dispuestos a aguantar, callar, a cambio de aparentar lo que seguramente no es?

En el marco del la semana del amor y la amistad, el equipo de Fauna Política se dio a la tarea de elegir a las parejas y disparejas de la política poblana. Entre ellos podemos ver -por lo menos eso demuestran- a matrimonios amorosos y consolidados. Otros irremediablemente rotos y un par de ellos, uniones convenientes ante los tiempos políticos que se aproximan.

Uno de los ejemplos más cercanos a esta teoría fue el del presidente Enrique Peña Nieto y nuestra adorada Gaviota (Angelica Rivera).

Cuando iniciaron la campaña presidencial, no solo parecían dos personajes sacados de una novela de las que ella protagonizaba, sino  que todas queríamos ser ella.

Al paso de los años, el desgaste público y amoroso se fue evidenciando pues pese a ser actriz, fue evidente su infelicidad y hartazgo durante los últimos dos años de gobierno del galán Peña Nieto.

Decían sus cercanos que las constantes infidelidades del preciso le rompieron el corazón a la gaviota, pero la negociación fue taaaaan buena $$$ que ella hizo como que la Virgen le hablaba.

No pasaron dos meses de concluir el desastroso sexenio cuando don Enrique ya se paseaba con la joven modelo Tania Ruiz.

Pues así como esta historia, existen varias en la  aldea local. Lo que pasa es que con nuestra cultura poblana normalmente intentamos  hablar bajito o de plano no hablar.

Qué poco romanticismos el mío, caray.