El Instituto Nacional Electoral vive días convulsos, en donde el golpeteo a sus integrantes ya es deporte nacional; no es para menos, viene una restructuración total.

Este martes 28 de marzo, el secretario ejecutivo del INE, Edmundo Jacobo Molina, presentó a la presidencia del Consejo General su renuncia al cargo de forma irrevocable, con efectos a partir del próximo 3 de abril, a días de haber sido restituido tras ampararse contra la aplicación del Plan B de la reforma electoral

En conferencia de prensa, aseguró que “esta separación de actividades es clave porque permite una continua revisión y examen del trabajo electoral.”

Desde que asumió el cargo, enfatizó Jacobo Molina, diseñó una Secretaría Ejecutiva discreta, con bajo protagonismo público “para aislar la operación institucional del trajín propio de las contiendas entre las distintas fuerzas partidistas”.

Es decir, para evitar la politización de las actividades técnicas y ejecutivas del Instituto que, por definición y de acuerdo con la organización administrativa establecida por la Constitución, debe atender a criterios estrictamente técnicos.

Desafortunadamente, lamentó el secretario ejecutivo, “el diseño institucional que procuramos durante tantos años, así como el equilibrio que con el mismo siempre se ejecutó, fue roto en los últimos meses por algunos actores políticos que, en el más reciente debate sobre la reforma electoral, hicieron de la operación técnica, necesariamente imparcial, parte del debate político”.

Ante medios de comunicación, Edmundo Jacobo sostuvo que la notoriedad que sin buscarla adquirió, luego de su cese como secretario ejecutivo por el llamado Plan B de la reforma electoral, así como la presentación y resolución del amparo interpuesto por su persona, “constituye un impedimento -desde mi punto de vista- para continuar desempeñando con discreción y eficacia las actividades propias de la Secretaría Ejecutiva”.

“Por ello, estoy convencido que, conforme a la ética de la responsabilidad, es el momento de retirarme”, dijo.

Además, reiteró que los litigios que presentó contra una norma inconstitucional que indebidamente lo cesaba, “nunca tuvieron como finalidad la consecución de un beneficio personal”, sino la conservación del Estado de derecho, en el que se respeten las competencias conferidas por la Constitución a los órganos primarios del Estado.

Renuncia es de carácter irrevocable

“He cumplido un ciclo en la Secretaría Ejecutiva del Instituto para servir al INE y a la democracia mexicana, lo que concibo no como un trabajo, sino como una causa. Es tiempo de quien sea designada o insaculada para presidir esta institución proponga a sus pares una persona que acometa con diligencia y rectitud las tareas de la Secretaría Ejecutiva”, mencionó.

La renuncia presentada, dejó en claro Jacobo Molina, es de carácter irrevocable porque no lo anima el preservarse en una posición laboral, sino la defensa de la ley y de las instituciones.

Jacobo Molina agradeció a las consejeras y los consejeros electorales, así como a la sociedad que lo acompañó en su trayecto como secretario ejecutivo a lo largo de poco más de 14 años.

“Con mi renuncia, respondo a las y los mexicanos que me han respaldado que estoy con ustedes, que soy uno más entre millones dispuesto a defender la democracia y la construcción de una sociedad más justa y equitativa”.

De manera particular, agradeció al ex consejero presidente del Instituto Federal Electoral (IFE), Leonardo Valdés Zurita y al consejero presidente del INE, Lorenzo Córdova Vianello, su confianza, su apoyo y sus enseñanzas.

Finalmente, refrendó su compromiso por seguir trabajando en favor de la democracia y la ciudadanía desde otros ámbitos.

Continuaré en la escena política

El secretario ejecutivo, Edmundo Jacobo, dijo que la decisión es un tema que había estado reflexionando, pues como funcionario se abren y se cierran ciclos y hay que tener la madurez de saber cuándo cerrarlos.

Explicó que diseñó una Secretaría discreta y poco visible mediáticamente, porque la tarea que tiene el INE es muy fácil de politizar.

Ante ello, se logró blindar la operación del Instituto, para que los calores entre los contendientes no contaminaran la credibilidad en la operación institucional y la organización de las elecciones.

Finalmente, señaló que, después del privilegio que fue estar en el INE, seguirá luchando por la democracia desde otra trinchera dando opiniones, puntos de vista y trabajando para que no haya retrocesos en la vida democrática.