Febrero es el mes donde las personas disfrutan de una doble felicidad: traer la panza llena y el corazón contento.

Esta ola de amor inundó también a nuestra Fauna Política y como a nosotros nos gusta el chisme y a ustedes leerlo, aquí les traemos a las parejas más célebres de este círculo que vivieron su enamoramiento como un cuento de hadas.

Sergio Salomón y Gaby Bonilla

Oriundos de Tepeaca, el gobernador y su esposa se conocieron desde que eran unos adolescentes. Si bien la misma presidenta del Patronato del DIF Estatal ya había sentido la flecha de cupido, sabía que debía esperar para topárselo de nuevo y ver si su destino era estar junto al mandatario poblano.

Los dos recuerdan que el primer contacto fue en la fiesta de quince años de Gaby Bonilla, lo que bastó para mantenerse en comunicación y, posteriormente, reavivar ese click que tuvieron desde el principio dando como resultado un matrimonio sólido -27 años y contando-, y tres hijas.

Eduardo Rivera y Liliana Ortiz

Fieles a las tradiciones de las familias ligadas a Acción Nacional, el ex presidente municipal de Puebla y su esposa no podían desaprovechar la oportunidad de estudiar en la UPAEP, el escenario perfecto para establecer todo tipo de relaciones, de negocios, políticas, de amistad y sentimental.

Pues esta parejita no es la excepción, y su flechazo -dicen- fue inmediato. Incluso revelaron parte de esta historia en una mini entrevista que les hizo su hija, donde salieron a relucir ciertos temas, como la expresión de desagrado de su esposa cuando escucha el nombre de quien fuera el mejor amigo de su esposo en la universidad, su primer beso y sus lugares especiales ¡awww! Después de casarse, esta pareja sigue manteniendo su promesa desde la primera vez que se comprometieron, estar juntos en buenas y en las duras, en la riqueza, la abundancia -y vaya que hay y demasiada, pero de eso hablaremos después- y obviamente en la política y vivir del erario. Una decisión que los ha llevado a mantener su matrimonio por 29 años hasta la fecha, tres hijos y un nieto; y probablemente un espacio en alguna curul, si es que logran negociar adecuadamente.

Alejandro Armenta y Cecilia Arellano

Si algo tienen en común el actual gobernador Sergio Salón y el senador Alejandro Armenta, además de militar en el mismo partido y representar a Tepeaca desde diferentes cargos, es que mantienen un matrimonio sólido y a prueba de balas en la que, pese a las adversidades, han logrado consolidarlo por más de 23 años.

Aunque el morenista se ha mantenido un poco hermético para platicar sobre su vida familiar, esto no es un impedimento para mostrar el apoyo que su esposa y sus tres hijos le otorgan en cada paso que ha decidido emprender en el mundo de la política. Esta parejita entendió que en el mundo de la política es importante hacer equipo, y qué mejor manera que aguantar vara desde hace 31 años cuando Armenta Mier se estrenó como presidente municipal de Acatzingo de Hidalgo y de ahí pal real hasta llegar a un 2024 con la posibilidad de competir por la gubernatura de Puebla y ser el sucesor de Sergio Salomón.

Mario Riestra y Patricia Vázquez

Aunque la imagen de Mario Riestra Piña ha sido un término medio donde su paso por el gabinete municipal se sintió como un té de manzanilla -que nadie sabe para qué sirve, pero se considera como un remedio- y su trabajo como diputado no le ha dado los reflectores suficientes, aún puede presumir del amorts que prevalece entre él y su esposa Patricia Vázquez, y lo bien que la llevan como padres de dos niñas.

A 11 años de contraer matrimonio y tener entre sus invitados a toda la crema y nata del morenovallismo, Mario Riestra sigue cumpliendo con su palabra de continuar su vida sentimental con su aún esposa -pese a que ella tiene más reflectores que él- y hacer equipo para salir avante en las próximas elecciones; algo que, sin duda, marcará el futuro político del panista, y obviamente aquí estaremos para platicarle santo y seña de este resultado.

Edmundo Tlatehui y Guadalupe Cuautle

Este matrimonio, al igual que el de Eduardo Rivera y su esposa, ha sido sólido y de conveniencia política, no solo porque presumen la fortaleza que tienen juntos como familia, sino porque también Mundo Tlatehui se ha encargado de empujar la imagen de su esposa como posible perfil para un cargo de elección popular.

Este amor, como muchos más, tienen sed de mantenerse vigentes en la política mexicana. Pero mientras las negociaciones y las decisiones se toman, esta pareja seguirá atrayendo los reflectores como una familia feliz y tradicional, tal y como lo presume el presidente municipal en su perfil a través de la página institucional del Ayuntamiento de San Andrés Cholula. Ojalá y el amor perdure tal y como sucede con los padres del alcalde cholulteca.

Javier Lozano, el eterno soltero

Si algo caracteriza a Javier Lozano es que no solo se gana el desprecio de la gente a través de sus acciones, decisiones o palabras; sino porque en su vida sentimental han desfilado una serie de mujeres que han sido sus parejas ya sea por corto o largo tiempo.

Y como si se tratara de un condominio, el corazón de este político ha albergado sentimientos hacia varias mujeres, como Desirée Navarro -con quien duró más de cuatro años-, María Ampudia, Gilda González Carmona, Silvana Ponzanelli, entre otras damitas. En fin, una persona igual de ordinaria que se ha mantenido en la política y el escándalo gracias a sus declaraciones tan claridosas.

Karina Romero y Édgar Chumacero

Si algo ha caracterizado a esta pareja es que su vida como pareja inició de forma muy sorpresiva y algo compleja; y concluyó igual, sino es que hasta más polémica de lo normal.

Desde que Karina Romero se fijara en un joven Chumacero donde creyó que el amor podía contra viento y marea -incluso contra el impedimento de la ex alcaldesa de Puebla- porque así pasa con el amor entre dos jóvenes ávidos de pasión y faltos de experiencia; no tuvo el famoso: “...y fueron felices para siempre”, sino todo lo contrario, terminaron enojados y cuasi mentándose la madre, pero aguantando vara para que su hija no sufra los estragos del mal sabor de boca que tienen como una pareja divorciada. Aunque en las fiestas de cumpleaños de su retoño tendrán que verse no solo las caras, sino aguantarse las ganas de darse hasta con la cacerola, la compostura es algo que han aprendido bien; pero más de una amistad cercano a ellos, jura y perjura que no pueden verse ni en pintura.

En fin, el amor a veces gana, y otras… se mientan la madre.