Al líder supremo de todos los mexicanos, Andrés Manuel López Obrador, no le cayó en gracia la marcha en defensa del INE del pasado domingo, organizada por los opositores a su régimen. No es para menos, le recetaron una dosis de su propio chocolate: Le llenaron el zócalo de la Ciudad de México.
Este día, durante la homilía en Palacio Nacional, nuestro gran tlatoani consideró que la movilización del domingo fue asunto político, en donde se están agrupando todas las facciones del bloque conservador.
“Esto es bueno para el país, porque antes había mucha simulación empezando porque engañaban de que era distinto el PRI y el PAN, y ahora ya sabemos que no es así, ya caminan juntos agarrados de la mano”, dijo desde el Salón de Tesorería.
Además, el hijo favorito de Macuspana aprovechó el escenario para descalificar, como ya es una tradición, a los organizadores del evento, a intelectuales y líderes de opinión; quienes, a decir del jefe del Ejecutivo, defienden los intereses del antiguo régimen y están en contra de la llamada Cuarta Transformación.
“Sabemos que tienen sus intelectuales orgánicos, que los apoyan la mayoría de los medios de información, que en sentido estricto no les importa la democracia, sino lo que quieren es que continúe el predominio de una oligarquía, es decir, un gobierno de los ricos, de los potentados; no les importa el pueblo, porque eso es en esencia lo que significa la democracia”, dijo en la Mañanera.
Los organizadores de la marcha, sostuvo el mandatario, no quieren la transformación del país, quieren seguir robando, quieren regresar por sus fueros, quieren seguir manteniendo en la marginación y el olvido a la mayoría de los mexicanos, empobreciéndolos.
“Repito, es bueno para el país. Son dos agrupamientos o formamos parte de dos agrupamientos distintos y contrapuestos, dos proyectos distintos de nación, y esto ayuda mucho, y como estrategia ellos utilizan la mentira de que se quiere afectar la democracia en México, cuando ellos son en esencia antidemócratas, la mayoría de los dirigentes son puros mapaches electorales”, dijo entre risas el presidente López Obrador.

No obstante, celebró la respuesta a la movilización convocada por la oposición; sin embargo, acto seguido minimizó ese esfuerzo y presumió que él y su Movimiento de Regeneración Nacional han llenado la plaza de armas en 60 ocasiones. “No sólo lo llenamos; desbordamos, una de las manifestaciones más grandes que ha habido en la historia del país. Nada más observen lo que va a pasar el 18 de marzo: por eso les diría yo: ánimo, ahí la llevan, y adelante”, dijo.
Desde el Salón de Tesorería, nuestra cabecita de algodón sostuvo que son tiempos de transformación, de cambio y, como sucede cada vez que hay un proceso de transformación, existe un movimiento progresista a favor del cambio verdadero y un grupo reaccionario o conservador que no quiere que las cosas cambien, que quiere mantener el statu quo, eso siempre ha existido también. “Por eso no tenemos por qué quejarnos, estamos viviendo, repito, un momento muy importante, un momento estelar en la vida pública del país”, señaló.
No conforme, descalificó a los actores políticos participantes en la marcha y los cuestionó por trabajar en gobierno anteriores, durante el periodo neoliberal. Incluso, aprovecho la ocasión para sacar a relucir el caso de Genaro García Luna.
“La mayoría han participado en los gobiernos anteriores, han sido, como dije, defensores de los fraudes electorales, han formado parte de la corrupción en México, han pertenecido al narco-Estado que, como ha quedado de manifiesto con lo de García Luna, se impuso durante dos sexenios, el de Vicente Fox y el de Felipe Calderón”, dijo.
El primer en salir a relucir fue Jorge Castañeda, ex secretario de Relaciones Exteriores en el sexenio de Vicente Fox: “Fue el que la aconsejó al presidente aquello de ‘comes y te vas’, cuando el encuentro del comandante Fidel Castro en México”.
Acto seguido, cargó contra Enrique Krauze, a quien tildó de intelectual orgánico, “muy transa, dependiente de los gobiernos conservadores y neoliberales. Sus empresas siempre recibían contratos. Ya es conocido de que publicaban una revista, Letras Libres, hacían 10 mil ejemplares cada mes y el gobierno les compraba ocho mil y, así muchas otras cosas”.
Posteriormente, descalificó a Amparo Casar, titular de “Mexicanos contra la Corrupción; acto seguido, exhibió sus vínculos y simpatías con Santiago Creel
José Woldenberg, presidente del INE cuando —en aquel entonces IFE— cuando se facilitan los cambios para que, entre Vicente Fox con la llamada alternancia, el gatopardismo, “eso que significa que las cosas en apariencia cambien para seguir igual. Pero él estaba ahí con Zedillo en la Presidencia”.

Par López Obrador, el ministro en retiro, José Ramón Cossío, es un farsante abogado, fue ministro de la Suprema Corte de Justicia en pleno narco-Estado, apoyado por Felipe Calderón, “nunca dijo nada, y él voto en contra de una resolución para que se castigara a los responsables del incendio de la Guardería ABC en Hermosillo en donde murieron bebés, niños. Y él es como la autoridad moral del movimiento, el paladín de la legalidad, porque con Claudio X González es el que se ha dedicado a interponer amparos en contra de nosotros de todas las obras; y desde luego del ITAM, muy reaccionario, muy conservador, todos ellos”, dijo.
Acto seguido, enlistó una serie de líderes de opinión y les puso un calificativo.
Veamos:
Sergio Aguayo es un intelectual orgánico, conservador.
Ricardo Alemán, periodista corrupto.
Salomón Chertorivski, igual, conservador.
Adrián Le Baron, de la familia Le Baron, supuesto defensor de derechos humanos, falsario.
Santiago Taboada, del PAN, alcalde de la Benito Juárez, ahí donde han hecho unas transas inmobiliarias tremendas.
Para finalizar, y fiel a su costumbre, echó más leña a sus adversarios. “Entonces, cuando dicen: ‘No se toca el INE, el INE no se toca’, pues lo que hay que estar pensando es: No se toca —que es lo que ellos quieren— la corrupción, la corrupción no se toca, según ellos; los privilegios no se tocan, el narco-Estado no se toca. Esto es hablando en plata, ¿no?”