Segunda parte
Si pensaron que ya habíamos terminado de balconear a los diputados de mayoría relativa, ¡pues no mi ciela!
Resulta que los diputados comodinos que lograron su hueso sin levantar un solo dedo, o sea los de representación proporcional, también tienen cola que les pisen; y vamos a seguir con esta exhibición cual programa sensacionalista.
Ahora sí, que paaaaaasen los diputados.
Algo huele mal
Y siguiendo con las “mentiras piadosas” de nuestros flamantes diputados, una más que trató de maquillar su curriculum es la morenista Daniela Mier Bañuelos.
La hija del diputado federal, Ignacio Mier Velazco, integrante de seis comisiones y presidenta de una más, no cuenta con una licenciatura en Administración del Talento Humano, y eso le consta al Registro Nacional de Profesionistas, puesto que su cédula nomás no aparece por ningún lado.
Resulta que nuestro panista y operador de Fernando Manzanilla, Eduardo Alcántara Montiel, tampoco tiene una licenciatura, aunque lo presuma en su currículum, o, mejor dicho, ridículum.
Al parecer la cédula se esfumó, porque no vimos que se conste una licenciatura en Administración Pública. Al menos puede presumir tres diplomitas que le valieron para agarrar experiencia y hasta ser nombrado coordinador de la bancada de los recatados panistas.
Lleva ocho estudiando, cuatro de licenciatura y cuatro de maestría, pero nomás no hay una cédula en el Registro Nacional de Profesionistas.
Nuestro prominente dirigente estatal del PRI, ex alcalde de Ciudad Serdán y actual diputado local, Néstor Camarillo, ha demostrado que la comodidad es lo suyo, puesto que es muy fácil decir y escribir que cuenta con una licenciatura y hasta maestría (en curso desde 2018), que demostrarlo aferrándose a la tradición de los dinosaurios, aspirando a ser un fósil, aunque sea de universidad.
Otro que se subió al tren del mame es el diputado del PSI, Carlos Navarro Corro, quien pensó que se vería apantallador poner tres licenciaturas (Educación, Lengua y Literatura, y en Ciencias Sociales), pero fue pura Lengua la que acostumbró a usar para mamasear en su currículum hechizo.
¿Por qué son así?
Díganles licenciados
A Carlos Evangelista le gustan los números, y eso lo demostró al concluir su carrera en Contaduría Pública; pero lo suyo, en estos momentos, es la grilla y al parecer, eso le funcionó para llegar sin el menor esfuerzo a una curul.
Le podrán decir lo que quieran, pero al menos sí tiene una cédula que confirma que es licenciado
Nuestra autóctona Tonantzin Fernández Díaz logró que sus dioses la escucharan, después de danzar por años, y pudiera recibirse como licenciada de Derecho, unos 6 añitos después, pero lo logró.
La morenista, con escasa experiencia en la política y con una diputación obtenida de milagro, sí puede pedir con orgullo que la llamen licenciada, aunque haya perdido su flamante beca de alto nivel académico durante la carrera, esperemos que ahora sí haga sus iniciativas y no se las pida a sus ex compañeros a cambio de un pago de risa, pero esa es otra historia que después le contaremos.
Otra morenista que puede presumir su título -enmarcado y toda la cosa- es la diputada Eliana Angélica Cervantes, lo sabemos, solo la conocen en su casa, pero quien sí la ubica y la tiene registrada es el Registro Nacional de Profesionistas como licenciada en Ciencias Políticas y Administración Pública.
Desconocida en la grilla, pero no para sus alumnos, la diputada panista Erika Patricia Valencia, sí puede presumir que la docencia la lleva en el corazón, pues no solo tiene una licenciatura en Educación, sino también una maestría cursada en la Universidad de Camagüey, Cuba.
A ver si esta maestra pone orden en esta clase que le denominan LXI Legislatura, donde una buena parte no estudia, miente o se duerme en plenas clases, perdón, sesiones.
El dos veces diputado local y por el mismo partido, aunque usted no lo crea, Rafael Micalco Méndez sí cuenta con una licenciatura en Administración Pública.
El oriundo de San Luis Potosí, mirrey a la poblana, legislador en sus tiempos libres e intento de tiktokero (con dos videos), podría administrar un poco más las sesiones e iniciativas de las que tanto prometieron en campaña.
El petista Mariano Hernández Reyes no solo construye iniciativas, también casas, y eso nos consta porque ya vimos que sí tiene su licenciatura en Arquitectura.
Si algún día requiere una opinión o hasta un plano de su futura casa, el maestro de la cuchara grande, Hernández Reyes podría asesorarlos en su oficina.
Quien también puede presumir que sí estudió y puede demostrarlo es el diputado de Movimiento Ciudadano, Fernando Morales Martínez, puesto que no solo tiene una licenciatura en Derecho, sino que también cuenta con un postgrado en Integración Económica, Política y Social de América Latina con Europa.
Este chapulín, y no colorado, sino anaranjado, ha sabido usar a los partidos políticos a su favor para hacerse de cargos públicos y mantenerse en el erario, tal y como sucede ahora como legislador.
De pena ajena
Bien dicen que en todas partes se cuecen habas, y el caso del morenista Edgar Garmendia no es ajeno, pues el flamante diputado integrante de 6 comisiones y presidir un Comité, solo cursó el nivel básico.
Por algo no le dieron una Comisión y se tuvo que conformar con el Comité de Diario de Debates, Crónica Legislativa y Asuntos Editoriales; aunque no sabemos cuáles han sido sus aportaciones, seguramente podría sorprendernos con alguna propuesta en materia legislativo y dejarnos con la boca abierta, tal y como sucedió cuando vimos su formación académica.
La reaparecida en el escenario político, Isabel Merlo Talavera, ha demostrado ser una luchona que no necesita de estudios ni especialidades para hacerse de una curul.
Su currículum lo dice todo, solo cuenta con la educación básica, pero la experiencia en la grilla no es de ahorita, tan es así que no solo es diputada del PRI, sino también secretaria general del CDE del tricolor.