Volkswagen de México, con sede en Puebla, anunció un paro total de sus operaciones de ensamblaje durante dos semanas, a partir del 20 de julio, afectando las líneas de producción de los modelos Jetta, Taos y Tiguan. 

La medida, que tiene como objetivo principal restablecer los niveles de inventario y asegurar el flujo adecuado de materiales, impactará a aproximadamente 2 mil trabajadores de unas 10 empresas proveedoras.

Durante este periodo, los empleados afectados recibirán la mitad de su salario, aunque conservarán sus prestaciones y bonos. 

La automotriz ha enfatizado que este será el único paro productivo programado para el año en curso, en línea con su estrategia de eficiencia operativa.

La suspensión de actividades afectará directamente a proveedores de piezas esenciales como puertas, arneses eléctricos y componentes electrónicos. 

A pesar del impacto parcial en estas empresas, la Federación Revolucionaria de Obreros y Campesinos (FROC) ha confirmado que los derechos laborales de los trabajadores serán respetados durante la pausa.

Volkswagen mantendrá sus instalaciones abiertas exclusivamente para proveedores con entregas pendientes, quienes serán responsables directos de la recepción de materiales. Además, se han programado reuniones estratégicas con proveedores clave para establecer objetivos y mitigar el impacto en la cadena de suministro, buscando minimizar cualquier disrupción a largo plazo.

Este paro refleja la adaptación de la industria automotriz a los desafíos logísticos y de inventario en un entorno global cambiante, priorizando la estabilidad operativa a futuro.