La huesuda andaba con
la guadaña en la mano,
por la 16 de septiembre caminaba
pero, unos devotos de la 4T
irrumpieron su andanza.
Armenta le enseñó una encuesta
Nacho le presumió otra más “honesta”
Julio sacó la billetera y su métrica
Olivia sonrió y se tomó una selfie
Liz y Rodrigo miraban la cuesta
mientras Claudia pensaba que era la respuesta
Eduardo observó la escena,
y escondió su encuesta
La huesuda se mareó
con tanta propuesta
y, prometió llevarse
la encuesta al averno,
para no viciar
su visita a Puebla
Los morenistas, incrédulos
y con ojos llorosos,
no daban crédito.
Con AMLO se acusarían.
La huesuda sólo sonreía.
Y a los siete se llevaría.
La muerte llegó a Palacio Nacional,
sacó la guadaña y tomó asiento
pero, el tabasqueño la ignoró,
después de dos horas le recitó
y le acusó de “fifí y de neoliberal”,
La huesuda consternada actuó
y lo ponchó antes de las 10,
López Obrador y su encuesta
ya duermen en el más allá,
pero, la huesuda lo quiere regresar,
del inframundo lo quiere sacar;
su austeridad le quiere imponer
y ese son no la agrada a los del más allá.
Sergio Salomón comía
chicharrón carnudo
cuando la huesuda
lo sorprendió.
No le dio tiempo de
conocer a su sucesor,
ni de sugerirle
una buena acción;
su gobierno se esfumó
cuando la huesuda
se desvaneció.
Ya todos comen
chicharrón carnudo
en el más allá.
La muerte es un sueño,
dijo Eduardo Rivera,
y la huesuda se le apareció.
Siempre contigo soñé.
Sonrió.
Siempre contigo cené.
Confesó.
Ahora estaré contigo.
Sentenció.
Y en el más allá
verás la elección.
Marcelo llegó a La Chingada.
Apuesta por una chicanada
para quedarse con la grande;
pero, la huesuda lo sorprendió
para llevárselo de canciller al Mictlán,
y ahí lidiar con las almas injuriosas
y cientos de militantes morenistas.